ALMACEN RESTAURANT SUIPACHA. El bodegón de Buenos Aires
En el micro centro porteño, en la renovada calle Suipacha se
encuentra este verdadero Bodegon de Buenos Aires, No figura en los libros de
los resto famosos, pero se ha ganado un lugar entre los vistosos bodegones
porteños, y con lo que ello implica, esa comida simple, de tipo mediterránea,
con platos bien servidos, abundantes en sabor y en cantidad. Sus especialidades
publicitadas son las pastas y los milanesas preparadas de muchas maneras .
El mismo se encuentra en Suipacha 425 casi esquina corriente a 100 metros del
obelisco, metido en el corazón del centro porteño, cercano a la peatonal y los
hoteles y galerías importantes de Buenos. Ocupa un viejo edificio con mucha
historia. Fue una tienda de camisas y corbatería de importancia en sus primeros
tiempos, dice su dueño que también funciono como prostíbulo y luego como almacén
y servicios de comidas, y hasta funciono como una confitería. Pronto se
transformo en un bodegón y con una decoración muy particular atesora un sin fin
de elementos, que lo asemeja a un
desordenado museo. Una decoración propia de
un bodegón , donde se pueden ver viejas cámaras fotográficas, una antigua balanza almacenera, los clásicos sifones de vidrios,
los pingüinos donde se sirve el vino, y lo que me llamo la atención es una
inmensa cartelera donde los visitantes dejan sus mensajes en papelitos que constituyen ya un archivo histórico de versos y mensajes
en todos los id
Con una decoración que evoca la época de oro del Tango,
Almacén Suipacha propone un espacio típicamente porteño que complementa a la
perfección los platos típicos con que cuenta el
restaurante. Las tablas de
quesos y fiambres para compartir son muy buenos y las empanadas caseras y el carpaccio de lomo
le dan un toque distinto a la carta de milanesas. Las pastas también son para
destacar, en especial la lasagna rellena de verduras, riccota y jamón cocido y
los raviolones de pollo y verdura, que pueden acompañarse con una multiplicidad
de salsas a elección.
Como parte de la decoración los clásicos muñecos tangueros te
reciben en la puerta o bien penden de
las barandas de los balcones superiores. Una decoración típica de bodegón.
Y pese a la informalidad de la colección de antigüedades,
en su interior se nota una armonía y un buen gusto que se
complementan con una cordial atención. Al
entrar en este bodegón uno entra en el túnel
del tiempo y no te alcanza la visión para admirar tantos recuerdos y objetos
que la evolución de la vida dejo en
desusos, como las viejas botellas de leche, los antiguos letreros
publicitarios, la estufa a kerosen, la cortadora de fiambres, las latas de maicena,
y de royal , la publicidad de mejoral y yerba mate por mencionar algunas.
Por supuesto como bodegón porteño, presenta en ocasiones sus
show de tangos, tiene una buena bodega de vinos tintos, los que se pueden
degustar con una buena picada.
Para
los buenos observadores, bien vale la pena echar un vistazo al almacén que
funciona en la parte superior , donde casi todo se vendía suelto, la harina y
la yerba en bolsa y las bebidas en cajones . y por supuesto , si algo faltaba el
lugar tiene el sello porteño del
fileteado de vidrios y letreros que se muestran en el lugar.
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