domingo, 18 de septiembre de 2016

LA RESERVA ECOLÓGICA DE BUENOS AIRES, un sitio RAMSAR

LA RESERVA ECOLOGICA Un sitio RAMSAR

A los lugares que se incluyen en la lista de humedales de importancia internacional se los denomina Sitios Ramsar, en honor a la ciudad IRANI donde en febrero de 1971 se firmo el tratado internacional de conservación de los humedales. 

Los humedales cumple una función fundamental en la regulación del ciclo hidrológico, la recuperación de acuíferos la mitigación de los cambios climáticos globales y hasta ayudan en la estabilización del clima en el lugar donde se encuentran, la conservación de la biodiversidad para su uso sustentable, el suministro de agua, la conservación de usos tradicionales de los recursos naturales y otras valores culturales, entre ellos, los usos turísticos y recreativos, y todo esto sucede en la Reserva ecológica.

La misma tiene su pórtico de entrada en lo que fuera mirador y espigón balneario del Rio de la Plata, donde todavía se conserva EL PLUS ULTRA, obra escultórica del español José Lorda, evocativa de la hazaña realizada por el hidroavión español Plus Ultra ( El hidroavión actualmente se encuentra en el Museo del transporte de Luján)  que unió Madrid (Puerto de Palos) con Buenos Aires en 1926, evocando a su vez el viaje de Colón. La escultura representa una figura masculina alada, un Ícaro de bronce parado sobre un pedestal de piedra martelinada. Fue realizada en  1928 con el aporte del pueblo.

La historia nos dice que a finales del siglo XIX se convoco a los prestigiosos Ing. Luis Huego y el Ing. Eduardo Madero para construir el puerto de Buenos Aires, ganando la propuesta del Ing. Madero, de construir el puerto en las cercanías de la plaza de mayo. –en 1897 se iniciaron las obras  y el 1916 se trazó la av. costanera y se construyó el balneario municipal que supo congregar centenares de bañista que convirtieron el lugar en un balneario muy popular. 

Pero la contaminación de las aguas y los basurales trajo consigo el abandona de la zona por mas de 50 años hasta que en la década de los noventas la Corporación Antiguo Puerto Madero una sociedad del gobierno nacional y el de la ciudad de Buenos Aires, recuperaron el espacio de mas de 170 hectáreas, transformándolo en un  espacio publico, centro gastronómico y de viviendas y el sitio mas moderno y cotizado de la ciudad, y único espacio dedicado íntegramente a la mujer en la ciudad de Buenos Aires ( todas sus calles y plazas llevan el nombre de mujeres destacadas de la historia. La reserva ecológica ha recuperado y mantiene la escultura del plus ultra sirviendo de pórtico de entrada , en lo que otrora fue un mirador del rio.

La reserva ecológica es un inmenso espacio verde que irrumpió en la ciudad hace más de treinta años, se encuentra ubicado entre el rio de La Plata y Puerto Madero, con su portal de entrada frente a la exquisita fuente de las nereidas, la magistral obra de la escultura Lola Mora.( de paso acotemos que fue instalada allí porque era considerada una obra que atentaba con el pudor del ciudadano por sus desnudos, además de estar hecha por una mujer. Por ellos esta obra como las ruinas del viejo balnearios volvieron para darle un marco destacado al recuperado puerto madero  

 La reserva ecológica queda unida por el mismo final feliz a la obra cumbre de Lola Mora, y ambos son parte de un sitio único.  La reserva ecológica es un espacio verde que se formo en torno a los escombros de las demoliciones efectuadas en la ciudad con motivo de la construcción de las autopistas perito  Moreno y 25 de Mayo. A partir de 1978, comenzaron a desnivelar escombros en la zona de la costa rioplatense, lo que provocó en un principio  un gran deterioro ambiental.

El gobierno local de aquel entonces quería ganarle terreno al río para luego construir allí el Centro Administrativo de la Ciudad. Este proyecto fue abandonado en 1984, dejando una gran cantidad de escombros donde antes los bañistas disfrutaban las y el hermoso balneario que alguna vez fue el paseo masivo y obligado del público porteño. 

Pero la naturaleza que es sabia y busca el equilibrio permanente compenso este impacto ambiental naturalizando lo que es hoy la reserva ecológica. Fue en un momento justo cuando la naturaleza comenzó a avanzar entre aguas contaminadas y escombros de cemento y piedra y restos de ladrillos. la vegetación silvestre supo abrirse paso hasta llegar a cubrir el relleno. Las inundaciones que son frecuentes en el área y el arribo de camalotes muchas veces con animales, como víboras, patos tortugas etc, ayudaron a que la naturaleza conformase distintos ambientes. 

Éstos supieron ser aprovechados por distintas organizaciones ambientalistas que, a partir de 1985, desarrollaron allí distintas actividades con fines educativos .Estas organizaciones tendrían un rol fundamental en la conformación de la Reserva. Fueron las fundaciones Vida Silvestre Argentina, Aves Argentinas y Amigos de la Tierra las que, en 1986, propusieron a la Municipalidad de Buenos Aires la creación de la Reserva Ecológica. El 5 de junio de ese mismo año, a través de la ordenanza 41.247/88, las autoridades declararon a esta zona Parque Natural y Zona de Reserva Ecológica y, tres años más tarde, la declararon Área de Reserva Ecológica. 

Pero como bien lo expresan los artículos del Gobierno de la ciudad,  este no fue el último reconocimiento institucional para este espacio verde. En 1994, la entonces Secretaría de Turismo de la Nación declaró “de Interés Nacional” a la Reserva y, ese mismo año, la Municipalidad de Buenos Aires la declaró “de Interés Turístico Municipal”. A los reconocimientos nacionales, se sumarían los internacionales: en el año 2005, la Convención Ramsar, dedicada a la conservación de humedales en el mundo, le daba el título de “Sitio Ramsar” y la BirdLife International, junto con Aves Argentinas, el de “Área de Importancia para la Conservación de las Aves” (AICA).

Hoy en día, desde la Reserva Ecológica Costanera Sur se trabaja para la conservación y la preservación de este espacio que es el hogar de aves, mamíferos, insectos y plantas y que es también el lugar que tienen los porteños para hacer ejercicio, disfrutar de un paseo en bici o, simplemente, unos mates frente al río. 


Hay espacios verdes y algunos balcones para divisar el rio. Lo cierto que también hay muchos bancos para el descanso y mesitas para hacer picnic, ciento de turistas las recorren a diario, muchos a pie y otros en bicicleta, pero lo cierto es que Buenos Aires tuvo la fortuna que lo que pretendió ser un relleno de escombro se convirtió en un  espacio verde con lagunas y fauna que se ha naturalizado en plena city porteña.

La  Flora.
Que se ha naturalizado en el lugar constituye un gran espacio verde que oxigena la ciudad. Los botánicos han detectado mas de 575 especies de plantas y 42 especies de hongos elementos que con que constituyen la belleza agreste del lugar. La reserva es uno de los sitios de mayor biodiversidad de la ciudad. 

El paisaje  hoy es muy distinto. Las cortaderas se extienden a lo largo de gran parte de las 350 hectáreas de la Reserva, con sus plumerillos en alto; los sauces criollos y los alisos de río conforman sistemas de bosques; los ceibos crecen a la orilla del río, en compañía de totoras y juncos. 

Ya no hay calles, sino senderos que se extienden en distintas direcciones, abriéndose camino entre los distintos ambientes naturales de la Reserva, a la vera de los senderos se observan una gran cantidad de plantas de nísperos.


Las Aves, es otro atractivo y si bien poco se dejan ver mucho se las puede oir, sobre todo cuando una bandada de cotorra, irrumpen en el lugar. Y como dice lo expresa la boletería oficial, el lugar se presta para los zafaris fotográficos, y más allá de los senderos, escondidas entre la vegetación, unas 307 especies de aves construyen sus nidos.

 Están aquellas más pequeñas y discretas, como el benteveo, el chingolo y el barillero; otras, más grandes e imponentes, como el carancho, el chimango, el chajá y el gavilán. Entre las más graciosas y elegantes, aparecen los carpinteros, los cutiris y los cisnes. 

Los roedores como el coipo, el cuis y el ratón se refugian entre las marañas de raíces. De vez en cuando, se los escucha escabullirse entre las cortaderas e, incluso, se los puede ver atravesar a toda velocidad el sendero, escondiéndose de nosotros o de alguno de los gatos que también viven en la Reserva.

 Junto a los felinos y roedores, también están las especies que resultan más exóticas para los habitantes de la gran ciudad: la zarigüeya, el murciélago y hasta el lobo marino peletero, forman parte de las 18 especies de mamíferos que habitan en este espacio. También hay reptiles; 28 son las especies que se calcula habitan en la Reserva. 

Tortugas de laguna, tortugas de cuello largo y tortugas pintadas se desplazan lentamente entre los juncos, aunque también hay lagartos y víboras. Por supuesto, peces y anfibios encuentran su lugar en las lagunas y bañados próximos al Río de la Plata.

 Son 22 las especies de peces, que van desde la mojarra hasta el dorado y 12 las especies de anfibios, con distintos tipos de ranas y sapos. Pero donde hay mayor variedad es en las 644 especies de artrópodos que pasan desapercibidos para gran parte de los visitantes. Todos estas especies suelen aparecer al amanecer cuando los turistas no invaden su territorio.

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