LA CASONA DEL MOLINO: donde iremos a parar si se apaga
Balderrama
Y finalmente el temporal de lluvia y granizo destruyó el
techo del local, y Balderrama se apagó, al menos momentáneamente. Lo cierto es
que sin Balderrama La vieja casona esta mas vigente que nunca como el bastion del folclore en
estado puro. Es el lugar de encuentro con los amantes del folclore. No importa
la edad ni la condición social, solo hay un requisito, que te identifica, que
te guste el folclore. Si después también sabes cantar, podes ser el
protagonista de tu propio rincón musical. Es un lugar increíble donde no hay un
show armado, hay encuentro con la música el canto y
hasta muchas veces un
contrapuntos de bohemios cantores que comienzan cerca de las 22 hs y no paran
hasta el amanecer. Un lugar donde la comida es la escusa, la verdadera motivación
es el encuentro con la música.
La vieja casona fue construida a fines del año 1671 por un
tal José Antonio Giménez Arias. Por ese entonces, había fundado un almacén de
ramos generales, donde también funcionaba un molino.
Por el año 1762 pasó a ser
mercado artesanal, curtiembre y venta de chicha y especies, más conocidas como
"chicherías". El lugar era también una posta de paso al alto Perú y
un sitio de intercambio y comercio de mulas.
Afines del siglo XVIII, un italiano llamado Enrico Mosca
arrendó los molinos y parte de las tierras. Al vislumbrar la prosperidad del
negocio llamó a sus hermanos, entre ellos Domingo, quien habitó la casona y la
hizo funcionar
principalmente como posta de carruajes. En las luchas por la
independencia fue escenario de la victoria de Zapala, militar de Güemes, y sirvió
de abastecimiento para las tropas patrióticas.
La Casona del Molino es el rincón salteño donde se
encuentran los amigos, las guitarras y los bombos para disfrutar de una
verdadera peña, expresión de nuestras costumbres, y de paso te podes comer una
ricas empanadas de charqui, carne cortada al cuchillo o de queso., o una buena
parrillada o un guachalocro-
La Casona del Molino conserva su
fiel arquitectura colonial,
con paredes de adobe, tejas, rejas y un patio central que aglutina las seis
habitaciones en las que los comensales organizan improvisadas y amenas
guitarreadas. Este tradicional punto de la ciudad encarna el espíritu
tradicional de las peñas salteñas, un lugar desestructurado, cálido e íntimo,
con instrumentos a disposición del público para quien quiera pasar una velada
en compañía de folclore, amigos y comida típica. La tradicional Casona del Molino es ya
una marca registrada en Salta, con un estilo propio y decididamente
regionalista. Comenzó sus actividades en 1992 y la actual administración, liderada por Juan Correa y Maximiliano Vite, mantiene la esencia de este espacio desde 2002. El lugar se ha transformado en el Templo de la Peñas donde se une a la arquitectura colonial , la gastronomía norteña, la cultura poetica, y distintas expresiones de arte como las pinturas que cuelgan de sus paredes.
En este sentido, la Casona no cuenta con espectáculos
folclóricos, ya que la idea es que los protagonistas sean los mismos comensales
y que quien tenga ganas de cantar lo haga sin ningún impedimento.
Hay distintas
habitaciones para que cada uno disfrute del ambiente que más le gusta. También hay
un patio central, típico de las casas coloniales, donde debajo de las parras se
colocan mesas que de una manera informal y desordenada es ocupada por una gran
cantidad de comensales que comparten el momento, pero por sobre todo comparten
el amor por el folclore. La Casona del Molino cuenta con el mejor de los
premios que es el reconocimiento de los Salteños y también de los turistas que
viven en el lugar una experiencia única.
ARTURO
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