jueves, 20 de agosto de 2015

MUSEO FERROVIARIO DE BUENOS AIRES

MUSEO FERROVIARIO DE RETIRO

Cada Pueblo o ciudad importante  de nuestro país mantiene equipos, instrumentos y algunas locomotoras y vagones que fueron el orgullo del desarrollo Argentino. Los trenes se fueron y dejaron su impronta en todos nosotros, que vemos con nostalgia aquel pasado reciente. Muchos de estos lugares han


construido un museo ferroviario, con lo poco o mucho que pudieron rescatar. De todos modos y a pesar de pequeño galpón el Museo Ferroviario de Retiro RAUL ESCALABRINI ORTIZ vale la pena visitarlo porque es uno de los más completo que he conocido


 


Visitar este museo es hacer un viaje  POR LOS RECUERDOSDE LA INFANCIA….al recorrer el museo he revivido mi infancia, he recordado a mis parientes ferroviarios, y las veces que íbamos a la estación simplemente a esperar el tren, que llegaba a medio día, y partía al atardecer con su destino final Buenos Aires. Lo he tomado 


muchas veces para hacer el tramo hasta Mendoza por el
polvoriento desierto Sanjuanino.
EL TREN DE LARGA DISTANCIA NO ES SOLO UN MEDIO DE TRANSPORTE, ES TAMBIEN EL GENERADOR DE UN MUNDO MAGICO, LLENO DE FANTASIAS QUE DISFRUTAN LOS CHICOS Y LOS MAYORES, VIAJAR EN TREN ES PREDISPONERSE A UNA LARGA  


TRAVESIA HACIA UN MUNDO IMAGINARIO, EL QUE CADA UNO VIVE A SU MANERA.

Que acierto es haber recuperado la memoria, cada museo es un viaje al pasado, pero también muestra a las generaciones actuales, que no SOLO HUBO UN TREN, sinó que se constituye en una muestra de la Argentina potencia que supimos ser.
 


La primera línea férrea de Argentina se inauguró en agosto de 1857, con un recorrido de 10 km unía la Estación del Parque donde se encuentra ahora el Teatro Colón, con la Plaza Flores..La formación era tirada por la LOCOMOTORA LA PORTEÑA.. El tren ayudo al desarrollo del país y principalmente permitió unir los pueblos del interior
con la Gran Buenos Aires.

Es un museo prolijo, armado con lo que se ha quedado de este patrimonio que se fue perdiendo en el tiempo y en los basurales ferroviarios. De todos modos ha sido una feliz iniciativa de la Administración de Infraestructuras Ferroviarias SE que créo en 1971 este museo que hoy lleva el nombre de Raúl
 

Scalabrini Ortiz. ( Ingeniero, periodista, político, pensador , y un destacado Argentino en la letras, merecido homenaje de Buenos Aires, a este Ilustre Correntino, que adopto a Buenos Aires para vivir)
En el museo confortablemente ambientado en un galpón ferroviario, podrán ver muchas elementos que pertenecieron al ambiente

ferroviario, como se ve en este álbum, pero quiero destacar, las cosas que me impactaron, todos los relojes antiguos, están en funcionamiento y marcan la misma hora, hay un hermoso coche de inspección para el personal jerárquico, los teléfonos históricos, la bici zorra, la zorra a motor, , los inodoros y lavabos decorados 


y UN GENERADOR ELECTRICO DE 1800 reliquia histórica que el museo más prestigioso quisiera tener. 
Vale la pena visitarlo, para viajar al pasado……
Lo que alguna vez fue la tecnología de punta hoy nos remite a un pasado que nos parece romántico, lejano, misterioso. No hace falta ser un enamorado de los trenes para disfrutar de los detalles, los engranajes enormes y las pequeñas piezas que se apilan, despliegan y superponen en el Museo Nacional Ferroviario Raúl Scalabrini Ortiz, en Retiro.
Un  depósito cargado de historia La llegada del ferrocarril fue un cambio fundamental para la Argentina,  los rieles


 
no solo significaron  llevar gente y sobre todo llevar mercancía de una punta a la otra del país, sino que fue el verdadero eje de desarrollo de Pueblos y ciudades. Ya en 1857 se inauguró la primera línea del país, que con un tramo acotado de 10 kilómetros, pero el crecimiento fue rápido y el país quedo unido radialmente
 

con su puerto de Buenos Aires. Cuando uno entra el Museo Nacional Ferroviario, la impresión es un poco caótica: las exhibiciones se organizan más por temas que por cronología y se acumulan en diferentes niveles, sobre paredes y en los rincones,no hay un orden histórico, tampoco hay mucho espacio, todo acumulado en el piso y


en las mesas. Pero lo importante de este tiempo es la conservación de dicho material. Aunque cuenta con algunos carteles que ofrecen información sobre las piezas que se muestran, lo fascinante de este museo no es lo que permite entender de la historia sino la enorme generosidad de su material. Toda esa historia de




locomotoras que se movían de un lado al otro fue dejando detrás de sí máquinas, vagones, estaciones, rieles, relojes, lo que parece una serie infinita de aparatos y muebles que hacían a la comodidades de vagones o camarotes a la mecánica motris del movimiento del tren, todo es valido a la hora de conservarlo.




Recorrer los salones del museo, con sus escaleras, puertas y pasillos que nos llevan de un rincón a otro, es como caminar entre los restos de lo que el paso del tiempo fue dejando atrás. Hay algo en ese orden que puede parecer arbitrario, en esa gran acumulación de objetos, en el crujir de las tablas del piso que nos indica que estamos



en un viejo galpón ferroviario en un edificio construido por los ingleses.
Entre las plantas y los colores brillantes, uno termina casi agradeciendo que este museo, tan importante pero a la vez casi secreto, no se vea tan organizado y pulcro como otros. Es como una gran chacarrita, no es un paseo académico por la historia
ferrocarrira argentina. De cualquier forma es un paseo rápido  fácil de recorrer, y nos permite ver en plena ciudad el inmenso tesoro que significa ese materrial que conforman el patrimonio de objetos y detalles, de las grandes locomotoras y bancos de madera, que en su momento tantas personas usaron probablemente sin prestarles atención y que hoy podemos recorrer a nuestro


gusto y soñar a cada paso con esa historia reciente de la que lo no tan grandes fuimos protagonistas.
La historia, esa de la que hablan los libros y que explican los carteles, alguna vez estuvo compuesta por todos estos objetos que hoy están en un museo y que cuando uno camina entre ellos todavía parecen vibrar:

un asiento doble de segunda clase, un auto de vía para trocha angosta, una válvula rectificadora de alta tensión, un torno, un carro de bombero, un ventilador o un inodoro, o un simple reloj de estación, son la muestra viva de lo que quedo de un tiempo cercano que todavía muchos recuerdan y añoran  . ES OTRO VIAJE AA LA NOSTALGIA DE NUESTRO PASADO DE GRANDEZA. Arturo.


Algunas de la imagenes estan en este blog, el resto hay que buscarlas en el museo.

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