lunes, 20 de junio de 2016

ALMACEN RESTAURANT SUIPACHA. El bodegón del barrio de SAN NICOLAS

ALMACEN RESTAURANT SUIPACHA. El bodegón de Buenos Aires


En el micro centro porteño, en la renovada calle Suipacha se encuentra este verdadero Bodegon de Buenos Aires, No figura en los libros de los resto famosos, pero se ha ganado un lugar entre los vistosos bodegones porteños, y con lo que ello implica, esa comida simple, de tipo mediterránea, con platos bien servidos, abundantes en sabor y en cantidad. Sus especialidades publicitadas son las pastas y los milanesas preparadas de muchas maneras .
El mismo se encuentra en Suipacha  425 casi esquina corriente a 100 metros del obelisco, metido en el corazón del centro porteño, cercano a la peatonal y los hoteles y galerías importantes de Buenos. Ocupa un viejo edificio con mucha historia. Fue una tienda de camisas y corbatería de importancia en sus primeros tiempos, dice su dueño que también funciono como prostíbulo y luego como almacén y servicios de comidas, y hasta funciono como una confitería. Pronto se transformo en un bodegón y con una decoración muy particular atesora un sin fin de elementos, que lo asemeja a un
desordenado museo. Una decoración propia de un bodegón , donde se pueden ver viejas cámaras fotográficas,  una antigua balanza  almacenera, los clásicos sifones de vidrios, los pingüinos donde se sirve el vino, y lo que me llamo la atención es una inmensa cartelera donde los visitantes dejan sus mensajes en papelitos que constituyen  ya un archivo histórico de versos y mensajes en todos los id
Con una decoración que evoca la época de oro del Tango, Almacén Suipacha propone un espacio típicamente porteño que complementa a la perfección los platos típicos con que cuenta el
restaurante. Las tablas de quesos y fiambres para compartir son muy buenos  y las empanadas caseras y el carpaccio de lomo le dan un toque distinto a la carta de milanesas. Las pastas también son para destacar, en especial la lasagna rellena de verduras, riccota y jamón cocido y los raviolones de pollo y verdura, que pueden acompañarse con una multiplicidad de salsas a elección.
Como parte de la decoración los clásicos muñecos tangueros te reciben en la puerta o bien  penden de las barandas de los balcones superiores. Una decoración típica de bodegón.
Y pese a la informalidad de la colección de antigüedades, en  su interior  se nota una armonía y un buen gusto que se complementan con una cordial atención.   Al entrar en este bodegón   uno entra en el túnel del tiempo y no te alcanza la visión para admirar tantos recuerdos y objetos que  la evolución de la vida dejo en desusos, como las viejas botellas de leche, los antiguos letreros publicitarios, la estufa a kerosen, la cortadora de fiambres, las latas de maicena, y de royal , la publicidad de mejoral y yerba mate por mencionar algunas.



Por supuesto como bodegón porteño, presenta en ocasiones sus show de tangos, tiene una buena bodega de vinos tintos, los que se pueden degustar con una buena picada.     

     Para los buenos observadores, bien vale la pena echar un vistazo al almacén que funciona en la parte superior , donde casi todo se vendía suelto, la harina y la yerba en bolsa y las bebidas en cajones . y por supuesto , si algo faltaba el lugar  tiene el sello porteño del fileteado de vidrios y letreros que se muestran en el lugar.


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