Iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón,
de Punta Carretas. Una sinfonía
inconclusa
Más conocida
como Parroquia de Punta Carretas, se emplaza en Montevideo, en el barrio de
Punta Carretas, en la esquina de las calles José Ellauri y Solano García. Justo
frente al predio del shopping de Punta Carreta, una zona muy bacana de
Montevideo, lindante con la rambla y el barrio de Pocito.
Esta iglesia
originalmente estaba a cargo de la orden de los Hermanos Menores Capuchinos. En
la época que se inicia su construcción, había en la zona una carencia de
templos católicos, y además entraba en vigencia la Constitución de 1918, que
separaba a la Iglesia Católica
del Estado; por lo cual esta construcción fue
realizada en base a donaciones privadas. Entre los impulsores de la misma, cabe
destacar a la Liga de Damas Católicas del Uruguay y al poeta Juan Zorrilla de
San Martín. Uno de los primeros clérigos a cargo fue el padre Agustín de
Savona. Desde 1983 es una parroquia de la Curia Eclesiástica, cuyo párroco más
recordado fue el Pbro. Haroldo Ponce de León. A mediados de la década de 1990,
la construcción del Punta Carretas Shopping, combinada con el efecto vibratorio
del tránsito, afectó la estructura del edificio; con tal motivo, tras estudios realizados por la Facultad de Ingeniería, en 1997-1999 fue sometida a obras de restauración]
Desde el
punto de vista arquitectónico es un sobrio edificio de estilo neorrománico, fue
construida entre 1917 y 1927, obra del arquitecto Elzeario Boix. El mismo
describe con sus propias palabras este templo, diciendo en síntesis lo
siguiente:
"La
Capilla Votiva de Nuestra Señora del Sagrado Corazón está inspirada en la
arquitectura italiana de la Edad Media.
Recuerda tanto en su planta como en su
aspecto exterior las pequeñas iglesias románicas construidas en ladrillo y
cubiertas de bóvedas tabicadas, sostenidas éstas fácilmente, en razón de su
poco peso, por columnas esbeltas en vez de los recios pilares de las
estructuras de piedra coetáneas francesas y españolas. Esta disposición usual
en gran parte de Italia mantiene, como es sabido, la tradición de las viejas
basílicas sin abovedar de los primeros siglos. En nuestro caso: tres naves sin
crucero, separada la central de las colaterales por columnas (6 de cada
lado)
simbolizando los 12 apóstoles, sobre las que descansan los arcos que soportan a
su vez el muro sobrepuesto donde se abren los ventanales de iluminación. Estos
están, a su vez, formados por triples vidrieras, cubiertas interiormente por
lunetas que forman penetraciones en la bóveda central. En ella arcos torales
que a modo de fajas acusan los cinco tramos en que está dividida. En el fondo
el ábside de cierta profundidad, abovedado también y cubierto en su extremo
semicircular por el correspondiente nicho en cuarto de
esfera.
La
arquitectura interior es de gran sobriedad. Surge naturalmente de la
disposición de los elementos descritos, realzados con ornamentos que falta
todavía hacer: las ménsulas en que rematan los arcos torales y los capiteles de
bronce que habrán de envolver la parte superior, ahora en rústico, de las
columnas de granito. Un amplio friso sobre los arcos será campo propicio para
el desarrollo pictórico de un posible e interesante tema de iconografía
franciscana. El exterior acusa tanto en la fachada principal como en las
laterales con toda claridad la estructura interna, acentuada por los elementos
arquitectónicos característicos del estilo románico bizantino. Techos de teja
rematando en cornisas de fuerte saliente sostenidas por arquitos en serie,
contrafuertes adosados al muro para contrarrestar los empujes de la bóveda alternando
con los ventanales: tales son los elementos principales de las fachadas
laterales. En cuanto a la principal, además de las cornisas y arcos rampantes
que acentúan su silueta, el gran ventanal de iluminación, los recios pilares
que
lo encuadran y el pórtico por fin, que falta todavía construir. Este
presentará la disposición de un pequeño pabellón exento, formando nártex
constituido por columnas, tres en cada uno de los ángulos extremos y dos más
(una a cada lado) en la puerta de entrada, sobre las que descansarán arcos que
a su vez sostendrán una cubierta a dos vertientes adosada al muro de fachada
por debajo del gran ventanal.
Realzando
la silueta y como elemento en cierto modo independiente si bien adherido a la
construcción, la torre‑campanario,
de forma cuadrada, que por encima de un friso decorado en sus ángulos con los
emblemas de los Evangelistas remata en dos pisos: un tramo ochavado que
forma la transición del cuadrado al círculo y finalmente la logia cubierta por
el cupulín donde descansa la cruz a 35 metros del suelo. Como elemento
estético, obtenido por la policromía resultante de los materiales empleados, el
contraste entre el blanco de los elementos arquitectónicos con el rojo del
ladrillo que forma los fondos.
Tales
son, en síntesis, los caracteres resaltantes de esta obra aún inconclusa en que
se ha buscado traducir con elementos arquitectónicos adecuados el programa de
una parroquia adaptada en su interior a las necesidades del culto y que refleja
en su exterior claramente la índole de su destino acentuado con la esbelta
silueta del campanil vertical, tendida al cielo en contraste con la horizontal
del vasto horizonte de mar que desde ella se divisa, faro espiritual, emplazado
en un saliente de nuestra costa Sur, que lleva con su voz de bronce el nombre
de Dios a los navegantes que a ella se acercan."
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