jueves, 6 de noviembre de 2014

NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZON de Punta Carretas- Montevideo

 Iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón,  de Punta Carretas. Una sinfonía inconclusa

Más conocida como Parroquia de Punta Carretas, se emplaza en Montevideo, en el barrio de Punta Carretas, en la esquina de las calles José Ellauri y Solano García. Justo frente al predio del shopping de Punta Carreta, una zona muy bacana de Montevideo, lindante con la rambla y el barrio de Pocito.
Esta iglesia originalmente estaba a cargo de la orden de los Hermanos Menores Capuchinos. En la época que se inicia su construcción, había en la zona una carencia de templos católicos, y además entraba en vigencia la Constitución de 1918, que separaba a la Iglesia Católica
del Estado; por lo cual esta construcción fue realizada en base a donaciones privadas. Entre los impulsores de la misma, cabe destacar a la Liga de Damas Católicas del Uruguay y al poeta Juan Zorrilla de San Martín. Uno de los primeros clérigos a cargo fue el padre Agustín de Savona. Desde 1983 es una parroquia de la Curia Eclesiástica, cuyo párroco más recordado fue el Pbro. Haroldo Ponce de León. A mediados de la década de 1990, la construcción del Punta Carretas Shopping, combinada con el efecto vibratorio
del tránsito, afectó la estructura del edificio; con tal motivo, tras estudios realizados por la Facultad de Ingeniería, en 1997-1999 fue sometida a obras de restauración]
Desde el punto de vista arquitectónico es un sobrio edificio de estilo neorrománico, fue construida entre 1917 y 1927, obra del arquitecto Elzeario Boix. El mismo describe con sus propias palabras este templo, diciendo en síntesis lo siguiente:
"La Capilla Votiva de Nuestra Señora del Sagrado Corazón está inspirada en la arquitectura italiana de la Edad Media.
Recuerda tanto en su planta como en su aspecto exterior las pequeñas iglesias románicas construidas en ladrillo y cubiertas de bóvedas tabicadas, sostenidas éstas fácilmente, en razón de su poco peso, por columnas esbeltas en vez de los recios pilares de las estructuras de piedra coetáneas francesas y españolas. Esta disposición usual en gran parte de Italia mantiene, como es sabido, la tradición de las viejas basílicas sin abovedar de los primeros siglos. En nuestro caso: tres naves sin crucero, separada la central de las colaterales por columnas (6 de cada
lado) simbolizando los 12 apóstoles, sobre las que descansan los arcos que soportan a su vez el muro sobrepuesto donde se abren los ventanales de iluminación. Estos están, a su vez, formados por triples vidrieras, cubiertas interiormente por lunetas que forman penetraciones en la bóveda central. En ella arcos torales que a modo de fajas acusan los cinco tramos en que está dividida. En el fondo el ábside de cierta profundidad, abovedado también y cubierto en su extremo semicircular por el correspondiente nicho en cuarto de
esfera.

La arquitectura interior es de gran sobriedad. Surge naturalmente de la disposición de los elementos descritos, realzados con ornamentos que falta todavía hacer: las ménsulas en que rematan los arcos torales y los capiteles de bronce que habrán de envolver la parte superior, ahora en rústico, de las columnas de granito. Un amplio friso sobre los arcos será campo propicio para el desarrollo pictórico de un posible e interesante tema de iconografía franciscana. El exterior acusa tanto en la fachada principal como en las
laterales con toda claridad la estructura interna, acentuada por los elementos arquitectónicos característicos del estilo románico bizantino. Techos de teja rematando en cornisas de fuerte saliente sostenidas por arquitos en serie, contrafuertes adosados al muro para contrarrestar los empujes de la bóveda alternando con los ventanales: tales son los elementos principales de las fachadas laterales. En cuanto a la principal, además de las cornisas y arcos rampantes que acentúan su silueta, el gran ventanal de iluminación, los recios pilares que
lo encuadran y el pórtico por fin, que falta todavía construir. Este presentará la disposición de un pequeño pabellón exento, formando nártex constituido por columnas, tres en cada uno de los ángulos extremos y dos más (una a cada lado) en la puerta de entrada, sobre las que descansarán arcos que a su vez sostendrán una cubierta a dos vertientes adosada al muro de fachada por debajo del gran ventanal.

Realzando la silueta y como elemento en cierto modo independiente si bien adherido a la construcción, la torrecampanario,
de forma cuadrada, que por encima de un friso decorado en sus ángulos con los emblemas de los Evangelistas remata en dos pisos: un tramo ochavado que forma la transición del cuadrado al círculo y finalmente la logia cubierta por el cupulín donde descansa la cruz a 35 metros del suelo. Como elemento estético, obtenido por la policromía resultante de los materiales empleados, el contraste entre el blanco de los elementos arquitectónicos con el rojo del ladrillo que forma los fondos.




Tales son, en síntesis, los caracteres resaltantes de esta obra aún inconclusa en que se ha buscado traducir con elementos arquitectónicos adecuados el programa de una parroquia adaptada en su interior a las necesidades del culto y que refleja en su exterior claramente la índole de su destino acentuado con la esbelta silueta del campanil vertical, tendida al cielo en contraste con la horizontal del vasto horizonte de mar que desde ella se divisa, faro espiritual, emplazado en un saliente de nuestra costa Sur, que lleva con su voz de bronce el nombre de Dios a los navegantes que a ella se acercan."


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