lunes, 1 de diciembre de 2014

LA FAMILIA URBANA , Te recibe en Córdoba

LA FAMILIA URBANA De Antonio Segui
Una lucha del hombre por llegar al tercer milenio
HOMBRE URBANO, en el Nodo Mitre de entrada a la ciudad de Córdoba

hombre Urbano de Antonio Segui
Hay muchas formas de conocer una sociedad y muchas formas de mirar una ciudad, una de ella es a través del arte, y una mirada muy especial es a través del arte urbano. Siempre busco en los lugares que visito encontrar una expresión de arte popular, o una leyenda urbana, porque es una mirada más cercana a lo popular.  La familia Urbana es un conjunto escultórico, conformado por tres obras gigantes  conocidas como las esculturas de Tersuave por ser la empresa que se encargó de su pintado, pero es una obra genial del escultor Cordobés Antonio Segui, que le dio a la ciudad una nueva fisonomía. Si el arte busca interpelar a visitante, esta obra logra ampliamente ese objetivo. A lo largo de la ciudad se han colocado estas esculturas, generando una saga en plena ciudad donde presentan al hombre urbano, los chicos urbanos con su mascota , y la mujer urbana, la familia tipo disemida por ciudad de Córdoba. Lo que primero llama la atención es sus dimensiones, lo segundo que parecen esculturas de cemento y son de chapa de acero de grueso espesor y lo tercero que no esta visible la firma del autor, espacio que fue hábilmente ganado por la publicidad de Tersuave, a tal punto de la gente habla de las esculturas de Tersuave, por el destacado letrero que tienen en la parte central.
Quien mejor han descripto el significado de estas escultura es la Asociación Aragonesa de Críticos de
Arte, de lo cual copio su pensamiento al respecto.
“Pensar la ciudad de Córdoba es pensar en múltiples itinerarios, en recorridos por el tiempo y por el espacio que se superponen, se cruzan, se integran y se rechazan, pero que en conjunto ponen de manifiesto aquello que la caracteriza: la posibilidad de ser una ciudad que se inventa y se transforma a si misma continuamente.
Entre los muchos itinerarios posibles, el de la Córdoba Colonial es el de mayor visibilidad y el que permite comprender la posición que ocupaba la ciudad como enclave estratégico entre el Virreinato del Alto Perú y el del Río de La Plata. La Córdoba Colonial adquiere formas definidas en sus numerosas iglesias, conventos, casonas, y en una organización espacial que se inicia en la plaza central -hoy plaza San Martín- flanqueada por la Catedral, el Cabildo, el Monasterio de Santa Catalina y la casa del Obispo Mercadillo.
Imagen del nuevo centro Cívico de Córdoba
Otro de los itinerarios posibles, fuertemente ligado con el anterior, es el de la Córdoba universitaria. La Universidad, fundada en 1613, determina la identidad de la ciudad a la cual se reconoce como ‘la docta’. La más antigua de las universidades argentinas va a ser parte fundamental de dos hechos políticos claves del siglo XX: la Reforma Universitaria (1918) y el Cordobazo (1969). Este itinerario de facultades y casa de altos estudios, comienza en el centro de la ciudad con el Rectorado y el Colegio Nacional de Monserrat, memoria de su origen jesuita, y se
Nueva Córdoba. Patio Olmo 
prolonga hasta la Ciudad Universitaria, en donde coexisten múltiples formas arquitectónicas con generaciones de estudiantes de arte que se apropian del espacio y lo transforman continuamente, materializando de esta manera los cambios en el pensamiento argentino.
Córdoba es también la ciudad de encrucijadas, de encuentros en las plazas, los paseos o en los grandes parques. Desde 1983 hasta hoy, la Córdoba de la postdictadura se entrelaza en caminos, nudos viales y puentes subterráneos que la definen como ciudad moderna, a pesar de las crisis económicas y políticas que
Centro de Interpretación del Bicentenario
caracterizan la Argentina de este período. La ciudad se dinamizó a partir de las obras realizadas en la costanera del río Suquía –que se simbolizó en la recuperación de su antiguo nombre- y la creación de numerosos puentes, paseos y parques. 
Indudablemente estos recorridos propuestos no son los únicos posibles en una ciudad de 1.300.000 habitantes y 435 años de historia, pero lo descrito anteriormente nos permitirá comprender qué tipo de relaciones se establecen entre la ciudad, su gente y el arte público. En este trabajo nos centraremos en la obra de Antonio Seguí y en cómo una serie de esculturas concebidas como meras marcas de una nueva circunvalación, pueden trazar otros itinerarios, generar nuevas relaciones espaciales, integrar lo excluido, proponer identidades y potenciar discursos. La obra de Seguí tiene carácter de respuesta frente a lo que es en potencia y, por lo tanto, permite ampliar la frontera de sentido de esa semiosfera (universo simbólico de una cultura) que es la ciudad.
Antonio Seguí, es sin dudas uno  de los más famosos artistas contemporáneos argentinos, que en 1999 donó a su ciudad natal, Córdoba, tres esculturas de grandes dimensiones: El hombre urbano, La mujer urbana, y Los niños urbanos. Es evidente la relación estética y significativa entre todas ellas, pero puesto que fueron instaladas en partes distintas del tejido urbano, han ido creando así interrelaciones espaciales que han acabado por implicar a los vecinos y a otras esculturas.

El hombre urbano:
La escultura fue inaugurada hace 9 años, el 17 de julio de 1999, se encuentra emplazada sobre la rotonda del Nudo Vial Mitre, es de acero pintado y ronda los doce metros de altura. Junto con la mujer urbana y los niños urbanos, forma parte del conjunto de esculturas que Antonio Seguí realizó para su ciudad natal. El reconocido artista se encuentra radicado en París desde hace muchos años, pero siempre recuerda a la provincia que lo vio nacer y donde inició su pasión por el arte, “…yo creo que la mayor parte de mi trabajo es producto de la memoria de mi infancia; allí está la raíz de mi sentido lúdico y la del humor, en Córdoba.”  Además de este conjunto escultórico, Seguí contribuyó al arte cordobés creando el Centro de Arte Contemporáneo en el Chateau Carreras. Según su autor, el hombre urbano “corre hacia el futuro dejando atrás el siglo con sus grandes descubrimientos, con la tecnología, con las computadoras, con los aviones, el ferrocarril, las industrias, los automóviles y entra corriendo al tercer milenio”.
Antonio Seguí es un artista crítico de las circunstancias que rodean al  mundo, su obra refleja su pensamiento y muchas veces su confusión también, lo que se refleja cuando expresa: “El humor y cierta mirada irónica de la sociedad a la que pertenezco, y de la que en cierta manera me siento excluido, son el cordón umbilical de mis cosas.” En casi todas sus obras de pintura o escultura tiene presente al hombre del siglo pasado como un ser masificado, individualista y hasta depresivo, a pesar de los avances y las comodidades en el estilo de vida urbana.
            El hombre urbano es una escultura de acero pintado, de 12 metros de alto y 18 de largo, que representa al hombre moderno, sin dudas es un “cordobés típico con su cuota de humor e ironía”, en palabras de Seguí , aunque también podría ser un Porteño de estos tiempos, que también se le parece. Un hombre que avanza a toda velocidad hacia el siglo XXI, dejando tras de sí los símbolos del siglo XX: el tranvía, el trasatlántico, el avión y el automóvil. La escultura se encuentra ubicada en cercanías de la Estación Terminal de Autobuses, en el fondo del centro cívico y es en esa rotonda del nodo de ingreso a la ciudad lo primero que uno ve el gigante de Cordoba, EL HOMBRE URBANOS.. Por sus características formales y por su localización, en esta obra se asemeja a  El viajero, la escultura que Seguí realizó en 1994, ubicada en cercanías del aeropuerto de Bogotá.
El moderno gaucho Urbano. Rotonda Calamuchita-
         “ Aunque esta obra de Seguí dialoga principalmente con la propia pintura del autor. Este gigantesco hombre nos recuerda a esos ‘enanitos mandones’, a los ‘muchos argentinos’ presentes en sus series de pinturas. Para comprender esta relación es necesario alejarse de la escultura, adentrarse en las calles que rodean a la terminal hasta encontrar la perspectiva desde la cual el hombre urbano y los edificios tengan la misma altura y de esta forma reconstruir las relaciones espaciales que Seguí utiliza en sus pinturas. Sólo entonces será posible reconstruir en la mirada aquellas pinturas en las que se mezclan el humor, la denuncia, la caricatura, la nostalgia y el propio autor.”
   Dice la critica de la Asociacion Aragonesa de Arte.
La escultura se encuentra emplazada sobre la rotonda del Nudo Vial Mitre, es de acero pintado y ronda los doce metros de altura. Junto con la mujer urbana y los niños urbanos, forma parte del conjunto de esculturas que Antonio Seguí realizó para su ciudad natal. El reconocido artista se encuentra radicado en París desde hace muchos años, pero siempre recuerda a la provincia que lo vio nacer y donde inició su pasión por el arte,  Dice Segui. “…yo creo que la mayor parte de mi trabajo es producto de la memoria de mi infancia; allí está la raíz de mi sentido lúdico y la del humor, en Córdoba.”  Además de este conjunto escultórico, Seguí contribuyó al arte cordobés creando el Centro de Arte Contemporáneo en el Chateau Carreras.
Según su autor, el hombre urbano “corre hacia el futuro dejando atrás el siglo con sus grandes descubrimientos, con la tecnología, con las computadoras, con los aviones, el ferrocarril, las industrias, los automóviles y entra corriendo al tercer milenio”.
Antonio Seguí es un artista crítico de las circunstancias que rodean al  mundo, su obra refleja su pensamiento y muchas veces su confusión también, lo que se refleja cuando expresa: “El humor y cierta mirada irónica de la sociedad a la que pertenezco, y de la que en cierta manera me siento excluido, son el cordón umbilical de mis cosas.” En casi todas sus obras de pintura o escultura tiene presente al hombre del siglo pasado como un ser masificado, individualista y hasta depresivo, a pesar de los avances y las comodidades en el estilo de vida urbana.


La mujer urbana se inauguró el 23 de septiembre de 1999, en el nudo vial 14, ubicado en uno de los barrios mejor cotizados de Córdoba, el Cerro de las Rosas. Realizada en acero pintado, tiene 12   metros de alto y representa a una mujer dinámica que ingresa al nuevo milenio ‘atravesando’ los límites materiales y simbólicos del hogar.               
 Mucho más polémica que su compañero, la mujer urbana se ha convertido en objeto de diversas acciones. ‘Sobre’, ‘con’ o ‘contra’ el discurso de La mujer urbana se han realizado varias intervenciones. Ha
sido el centro de muchas manifestaciones relacionadas con la mujer, como la masiva manifestación sobre la lucha contra el aborto. El 8 de marzo de 2000, con motivo del Día internacional de la mujer, la artista plástica Zoe Di Rienzo, realizó una performance en la cual criticaba tanto la obra como la fecha en sí misma. El 8 de marzo de 2000, Zoe di Rienzo realizó una maratón alrededor de la “Mujer Urbana”, una escultura pública de Antonio Seguí emplazada en una rotonda de la ciudad de Córdoba, con motivo de la celebración del “día de la mujer”. Vestida de rosa, con anteojos oscuros, una canasta de rosas rojas y un cortejo de globos blancos, la artista rodeaba la escultura saludando a los automovilistas, con una felicitación a las mujeres y un toque de bocina a los hombres. La ridícula caracterización replicaba la grotesca figura escultórica, al tiempo que resaltaba la insensatez del festejo, basado en una imagen igualmente estereotipada de la condición femenina. (Alonso, 2003).
Los niños urbanos frente al aeropuerto completan la familia urbana.

Los niños urbanos: o en realidad el niño urbano y la niña urbana, es lo primero que impacta al visitante porque es la primer escultura gigante que uno encuentra al salir del aeropuerto. Como dicta el discurso pedagógico actual- fue inaugurada el 8 de diciembre de 1999 en un predio situado frente al ingreso al Aeropuerto Internacional de la ciudad de Córdoba. Con el mismo sentido de movimiento hacia el futuro de las dos anteriores, los niños urbanos avanzan tomados de la mano, acompañados por su mascota,  un perro y un árbol les
hace de telón de fondo. La escultura es de acero pintado y mide 12 metros de alto por 18 de largo. Por su ubicación, al igual que el hombre urbano, Los niños urbanos se convierten en la primera imagen de quien llega a Córdoba, en este caso, por vía aérea. La obra fue incorporada rápidamente por los vecinos de la zona como una marca de identidad, como una referencia concreta que les permitía formar parte del proyecto de ciudad. No es lo mismo ‘vivir frente a los niños urbanos’ que ‘por el camino del aeropuerto’ porque la primera
referencia integra y la segunda, por el contrario, excluye, el aeropuerto se encuentra ubicado fuera del ejido urbano de la ciudad. Y es este sentido de integración que se le otorga a la obra de Seguí, el que justificó la creación de Los jóvenes urbanos, pues los jóvenes sentían que habían sido excluidos de este proyecto. La obra, de chapa pintada y de 6 metros de altura, fue inaugurada en el marco de la XI Expo Joven 2005.

Siempre se dijo que la obra de Seguí tenía carácter de respuesta, lo que significa que no se trata de meras esculturas colocadas en el interior de un predio, sino que son enunciados vivos que establecen vinculaciones con otros enunciados. Seguramente Seguí hace culto desde la lejana Europa donde reside, a su ciudad natal, esa Córdoba que mantiene vivo su mote de DOCTA  Sin dudas Segui es un escultor profeta, que con su obras denuncia y anuncia sobre el comportamiento del hombre moderno.............. Arturo


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Dejá tu comentario.